Meditación te contacta con tu interior

Cuando necesitas recordar quién eres y de dónde vienes, la meditación es la puerta para poder acceder al interior, sobre todo si te has dado cuenta de que todo está diseñado para que nuestra atención esté en la apariencia, en lo material.

En la modernidad en la que vivimos, así como el ritmo vertiginoso en que nos percibimos, nos ha hecho olvidarnos de las cosas que realmente importan y nos hacen felices.

En los últimos 10 años ha habido mayor evolución tecnológica y científica, más que en toda la historia de la humanidad.

Esto nos ha dado grandes ventajas como facilitar las comunicaciones, el acceso a la información y mucho más. Sin embargo, también nos ha quitado cosas muy valiosas como la convivencia, el silencio y la introspección.

Todo lo hemos hecho más fácil, más rápido, más barato y nos hemos enfocado en este más y más, alejándonos de la realidad y de nosotros mismos. Hemos estado tan inmersos en el desarrollo tecnológico olvidándonos del desarrollo del ser.

De hecho, hay gente que no ha tenido contacto con la naturaleza, que no ha nadado en un río, no ha visto luciérnagas en la noche o acampado afuera. La naturaleza es sabia y en ella podemos encontrar muchas respuestas.

Si lo que realmente somos es un espíritu viviendo una experiencia humana, también debemos entonces desarrollar nuestra espiritualidad, nuestra esencia, nuestro ser. Poner un alto al desorden y al ruido externo, para hacer contacto con el interior.

No puede ser que el único tiempo en el que nos aquietamos, guardamos silencio y cerramos los ojos sea para ir a dormir, y muchas veces no descansamos porque la mente subconsciente está como loca trabajando en el sueño.

Dicen que: “Cuando uno reza, Dios te escucha, y cuando tú meditas, Dios te habla”. Por lo cual, podemos incorporar la meditación como un hábito en nuestras vidas, para crear momentos de paz y aquietamiento a voluntad.

Por ello, te recomiendo hacer varias meditaciones cortas al día, de cinco o diez minutos, que cierres tus ojos y pongas atención en tu respiración, en el latido de tu corazón, en la música que escuchas.

No hagas nada más que sentirte y estar en ti, para después regresar renovado a tus actividades, mucho más centrado y en armonía. ¡Inténtalo, sí funciona!

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