El precio del perfeccionismo…

Primero se enseña a hacer la tarea sin borrones. Luego, en el trabajo todo debe estar bien hecho y a tiempo. Incluso, tanta perfección se traslada a la casa, la relación de pareja o con los hijos, pero, ¿qué daños causa el perfeccionismo?

En primer lugar, se genera un gasto de energía que se traduce en dolores de cabeza (migrañas), musculares, de espalda, de piernas y pies (circulación), así como niveles altos de estrés.

También te puede interesar: 7 secuelas del perfeccionismo

El agotamiento o falta de energía puede llevarte a momentos de depresión leve. El cuerpo pide descanso, pero no hay tiempo. Lo que empezó como un simple dolor se vuelve un padecimiento o enfermedad crónica, si no se toman las medidas adecuadas.

  ¡Identifica si eres una perfeccionista!

El cuerpo de una persona perfeccionista es rígido, sin flexibilidad; muchos pensarán que fue educada en una escuela militar por tu forma de caminar. Además, la perfección también impacta en la forma de pensar y de ser, porque no se aceptan errores.

Una rutina le da seguridad y control a la persona perfeccionista. La organización extrema genera una obsesión, es decir, no se deja nada pendiente para el otro día, aunque represente estar más tiempo en la oficina.

  ¡Evítalo y mejora tu calidad de vida!

Una medida para reducir el perfeccionismo y la necesidad de tener el control es aprender a decir “no”, porque con esto evitarás la saturación de trabajo. No pasa nada si sueltas el mando poco a poco, el mundo no se acaba y ganas tiempo para ti.

También te puede interesar: 10 claves para no ser una mujer obsesiva

La meditación y el yoga te ayudan a obtener tranquilidad y paz, así como flexibilidad corporal y de pensamiento.

Si sientes que el problema es más profundo puedes recurrir a un especialista en terapia psico-corporal para explorar el tema. La calidad de tiempo que te dediques repercutirá en tu salud y bienestar. Y tú, ¿eres perfeccionista?