¿Cómo cambiar hábitos poco saludables?

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Para cambiar una conducta hay que alterar el patrón mental que la genera. Al principio uno puede dejar un hábito, pero lo extraña y vuelve a él. Para pensar y vivir mejor es necesario armonizan el sistema emocional.
Salud180, El estilo de vida saludable

POR: J. Manuel Reyes

Editor de Salud180.com Aficionado a las nuevas ideas. Una palabra lo cambia todo.

20-12-2012

El cerebro se modifica constantemente, la plasticidad neuronal es la capacidad que posee de reformatearse a través de la experiencia y del conocimiento. Por ello, un hábito se perfecciona con la repetición, mientras que la motivación y entrenamiento ayudan a consolidarlo. Lo difícil viene cuando debes cambiar hábitos que no son muy saludables.

 

Para cambiar una conducta hay que alterar el patrón mental que la genera. Al principio uno puede dejar un hábito, pero lo extraña y vuelve a él. Para pensar y vivir mejor es necesario armonizan el sistema emocional, según el clarin.com

 

La neuroplasticidad es el recurso físico. El cerebro hace que el resto funcione. La mente es su parte invisible, nos brinda pensamientos, ideas y conciencia.

 

El área prefrontal del cerebro es la que participa en los cambios, cuando el cambio se automatiza,  los ganglios basales controlan la ejecución, sin requerir un control explícito y consciente.

 

Un  programa se modifica cuando el cambio se automatiza y se hace implícito. La actividad de los ganglios basales aumenta y la prefrontal disminuye, de acuerdo con información de ilvem.com

 

El hábito crea conexiones fijas del tipo estímulo-respuesta. Como en el reflejo condicionado de Pavlov, provoca respuestas no orientadas a la meta, no necesita la retroalimentación que guía al aprendizaje instrumental, y es resistente a su rápida devaluación o extinción.

 

Un cambio importante implica esfuerzo y, por ende, resistencias. Cotejar lo nuevo con  lo viejo activa la zona prefrontal conectada al circuito del temor y consume mucha energía.  Para evitar que triunfe la rutina, las propuestas deben ser sugestivas, para que el cerebro invente las soluciones.

 

La cuestión es reconocer lo que está mal. Un mal hábito, pese a que perjudica, se repite. Es necesario explicitar el cambio y trazar una ruta para que el reloj biológico se acostumbre.

 

Un cambio exige darle prioridad, planearlo, ejecutarlo y controlarlo. La actitud vale tanto como la aptitud. El hábito de la habilidad enseña a hacer, el de la actitud las ganas de hacer. La clave es la proactividad, creer que uno puede cambiar.

 

 

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