Tu personalidad influye en cómo afrontas una enfermedad

La personalidad, ese conjunto de rasgos que te definen como persona, está íntimamente relacionado con tus respuestas inmunes biológicas, es decir, con cómo se prepara tu cuerpo para afrontar diversas enfermedades que atacan al sistema inmunológico, se afirma en un estudio.

De acuerdo con los investigadores de la University of Nottingham, las personas que son extrovertidas tienen mayor capacidad para hacer frente a las infecciones y lesiones, contrario a quienes son escrupulosos; aunque también hay ciertas desventajas.  

  ¿Actitudes saludables?

Para su estudio el equipo científico pidió a los participantes, estudiantes universitarios sanos, completar cuestionarios de personalidad para evaluar rasgos como la extroversión, escrupulosidad y el neuroticismo.

Así mismo, tomaron muestras de sangre e investigaron la actividad de 19 genes que participan en la defensa contra virus  y otros en la respuesta inflamatoria, la cual ayuda al cuerpo a combatir infecciones y acelera la recuperación de lesiones.

El análisis revela que las personas extrovertidas, de quienes se espera una mayor propensión a enfermarse debido a su constante contacto interpersonal, contaban con un sistema inmune más eficaz y capaz de lidiar con las infecciones.  

Lo anterior se debe a que estas personas tenían un alto nivel de genes pro inflamatorios, pero esto también les generaba la desventaja de mayor riesgo de desarrollar enfermedades autoinmunes, indican los expertos.

Por el contrario, las personas escrupulosas, que en teoría son más cautelosas y cuidadosas, presentaban un sistema inmune poco capaz de enfrentarse a dichos padecimientos.

  ¿A qué se atribuye?

Los investigadores se plantearon la duda de qué influye en qué realmente, es decir si el sistema inmune es el que interviene en el comportamiento. Y afirman que puede ser posible.

Está demostrado que pequeñas moléculas, conocidas como citocinas, son liberadas de las células inmunes y al parecer son capaces de cruzar la barrera entre la sangre y el cerebro, por lo tanto afectar la actividad celular de éste. 

Así, por ejemplo, algunas citocinas pueden influir en la producción de moléculas de señalización en el cerebro, como la serotonina, proceso que es importante en la depresión.

Estos resultados deben tomarse con precaución, ya que no son una predicción solida de cómo hará frente una persona a las enfermedades, pero dan una nueva guía que debe seguir estudiándose.