¿Sabes tomar?

¿Cómo aprender a tomar? Con frecuencia aprendemos sin notarlo, en automático somos capaces de captar patrones y adaptarnos a reglas establecidas culturalmente que moldean nuestra conducta pero no la determinan.

La cultura en ocasiones puede interpretarse como; lo que se puede y no se puede o lo que se debe y no se debe. La flexibilidad que tenemos para aprender es tan capaz que podemos inventar desde frases hasta establecer un estilo de vida propio.

  ¿Cultura de responsabilidad?

Aceptar una cultura no implica que todas las personas actúen de la misma manera, o que los patrones no puedan modificarse. Como las creencias, usos y costumbres que existen alrededor del consumo de las bebidas con alcohol, que suelen manifestarse con una conducta de riesgo y exceso que puede ser modificada si nos proponemos atenderla con la información correcta para que nuestras futuras generaciones propicien buenas prácticas y mejore nuestra calidad de vida con el paso del tiempo.

Para poder evolucionar a una cultura de responsabilidad ante el consumo de bebidas con alcohol y evitar el uso nocivo como adulto y como padre debes fomentar una actitud adecuada cuando hables de alcohol con tus hijos, estableciendo desde casa lo siguiente:

1. ¿Cuándo? hasta que tenga la mayoría de edad; si no va a manejar y no esta embarazada.
2. ¿Cuánto? no más de tres copas por 24 horas si es hombre y no mas de dos si es mujer.
3. ¿Dónde? que evite las barras libres y consuma sólo en lugares legalmente establecidos.
4. ¿Con quién? en compañía de amigos que respeten si no desean tomar. ¿Cómo? no dejarse llevar por la presión social aceptando un trago si no lo desea, no tomar pensando que olvidará sus problemas, que siempre pida abrir la botella en su presencia y revisar que la etiqueta esté en perfectas condiciones, con marbete y holograma visibles.

Predica con el ejemplo y no des “probaditas” a tus hijos, rompe con ese mito, porque lo único que conseguirás es exponerlos a que se sientan mal físicamente por los efectos y probablemente les de curiosidad hacerlo cuando están solos si sueles decirles… “es mejor que lo hagas conmigo y no con desconocidos fuera de casa”.

Un menor de edad no debe beber alcohol bajo ninguna circunstancia, esto es porque su cerebro e hígado no están lo suficientemente maduros para metabolizar alcohol y mucho menos para controlar los efectos en el organismo, pueden desencadenarse situaciones de riesgo que no está preparado para enfrentar, ni entender, o lo que es peor, en ocasiones puede llegar al abuso.

La conducta es un constante proceso de aprendizaje, si llevamos este tipo de prácticas a los jóvenes de nuestra sociedad hoy, es una garantía que serán imitadas y adoptadas reforzándose como normas con buenos hábitos y costumbres evitando consecuencias fatales mañana.