Retrato del tipo de familia mexicana

Divorcios, necesidades económicas, dificultad de convivencia, agresiones y  problemas relacionados con la educación y la conducta de los hijos, son algunas de las causas que han modificado la estructura del tipo de familia mexicana en los últimos 20 años.

El tipo de familia tradicional, en la que el papá, mamá e hijos conviven en el hogar y crean lazos de solidaridad y afecto, es uno de los principales valores para el mexicano.

Sin embargo, el divorcio se ha convertido en una práctica común desde hace una década. En el país se registraron siete divorcios por cada 100 matrimonios y más de la mitad fueron voluntarios. Esto podría suponer que el tipo de familia mexicana está en crisis; sin embargo, algunos expertos aseguran que sólo son cambios en la estructura tradicional.

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  Tipos de estructura familiar

“En la literatura se maneja que la familia es el núcleo central de la sociedad, pero la realidad actual nos muestra diversos tipos de familia: la de un solo progenitor, la de pareja sin hijos, la extensa o de grupos que se unen porque no tienen a nadie que vea por ellos”, explicó Refugio Ríos, investigadora de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala (FESI) de la UNAM.

Algunos estudios, como el “Diagnóstico sobre la Familia Mexicana” y estimaciones del Consejo Nacional de Población, indican que en el territorio nacional hay casi 27 millones de hogares, 24.5 millones son considerados como “familiares”; es decir, al menos dos de sus miembros tienen lazos de sangre, más de 2 millones están formados por individuos sin parentesco o que viven solos, y aunque los registros no son tan precisos, se calcula que alrededor de 0.7% de los hogares mexicanos está formado por homosexuales.

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  Figuras de valor

El diagnóstico, realizado en 24 mil hogares, indicó que para las mujeres jóvenes la figura más cercana es la hermana, sigue la amiga y en tercer lugar la madre; para los hombres, primero es el amigo, luego los hermanos y después los padres.

Se piensa que la familia es la principal transmisora de valores y de conductas socialmente aceptadas, pero horarios de padres y actividades de hijos y abuelos han hecho que esto se modifique, expresó. Una de las consecuencias más preocupantes es que los niños y adolescentes entran en un estado de enajenación y pierden el interés en el exterior, en las personas o en los problemas.

Por ello, psicólogos universitarios se encuentran trabajando en el diseño de habilidades dirigidas a los jóvenes que les faciliten su interacción con los miembros de su familia y maestros; ello con el propósito de mantener una mejor relación con los miembros de su núcleo principal.