Reglas inconscientes que afectan a la familia

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Las reglas inconscientes dentro de la familia pueden arruinar la sana convivencia. Cortesía: Gettyimages
Salud180, El estilo de vida saludable

POR: Dayana Alvino Lara

Egresada de la FES Acatlán. Le encanta escuchar la radio, leer novelas románticas y disfrutar de su familia. Su adicción: la nuez.

13-10-2014

Todo grupo tiene lazos que se forman más allá de lo evidente, de lo que es conocido a simple vista. Desde luego dentro de casa no es la excepción, y es ahí donde se construyen reglas inconscientes dentro de la familia que pueden causar graves problemas.

 

Recordemos que uno de los modos de entender a la palabra “inconsciente” es saber que se refiere a lo que nos es desconocido o inadvertido. Son muchos los autores que han profundizado en los diferentes aspectos que están sosteniendo la estructura de la familia.

 

Uno de ellos, es Isidoro Berenstein, quién es autor de diversos textos, uno de ellos “Familia y Enfermedad Mental”, propone revisar a la familia como un sistema, es decir como un conjunto de elementos que se relacionan entre sí con un fin común.

 

Desde esta perspectiva, podemos comprender que cuando un elemento cambia, los demás también se ven afectados.

  Rompiendo la unión

 

Cuando utilizo la palabra “afectado” lo que quiero decir es que cada una de mis conductas tiene consecuencias en la estructura de mi grupo familiar. Esto significa que lo que hacemos o lo que dejamos de hacer tiene influencia en los demás miembros de mi familia.

 

Y en muchas ocasiones estamos haciendo algo o dejando de hacerlo sin darnos cuenta que es debido a alguna razón más allá de lo evidente.

 

Puede ser que una hija no encuentre novio, por dar un ejemplo. El motivo inconsciente puede ser no querer dejar sola a su madre viuda. Y precisamente por ser inconsciente no se da cuenta de ello. Y así infinidad de ejemplos.

 

Berenstein explica en su libro cómo cuando hay una persona que tiene conductas calificadas como “malas” o destructivas, como puede ser una adicción, suele ocurrir que la familia se divide, los buenos y el malo.

 

Todos acusan a uno de ser la causa de los problemas en la familia, cómo si esa persona ya no perteneciera al grupo familiar.

 

Lo que es muy difícil aceptar es que puede ser que ese “enfermo” está desarrollando esa conducta por motivos inconscientes, desconocidos para él mismo y para los otros, que tienen que ver con buscar un equilibrio en la familia.

 

Un hijo puede darse cuenta que cuando está enfermo los padres que habitualmente pelean se unen para ayudarlo. Y entonces enfermarse más para reunir a sus padres.

 

Lo importante aquí es darnos cuenta que con frecuencia pasamos mucho tiempo intentando cambiar a los otros sin percatarnos de que cuando nosotros cambiamos, los demás también cambian.

 

Cuando siempre le resolvemos el problema al hijo, este se acostumbra a no dar solución a sus conflictos. Si no nos movemos de lugar, los demás tampoco se mueven.

 

Muchas situaciones familiares se resolverían si en lugar de querer que el otro sea como yo quiero que sea, reviso mis conductas y las cambio. Observar lo que sucede en el grupo familiar siempre será interesante.

 

En las familias se crean reglas inconscientes que tienen que ver con momentos históricos: si alguien se casó con un extranjero y le fue mal, en alguna generación, puede ser que en la siguiente generación haya una prohibición –no hablada- de relacionarse con extranjeros.

 

Muchas de estas reglas no tienen sentido, o simplemente han perdido su vigencia. Es necesario revisarlas, buscar el origen y desafiarlas en caso de que estén haciendo más mal que bien.

 

Desde los nombres que se ponen a los hijos, los lugares que ocupan en la mesa, las costumbres familiares que no se ponen a discusión hasta las intenciones de cambiar a los demás o de culparlos por lo que no funciona, es notable cómo eso que no se dice, esas fuerzas que mueven muchas de nuestras conductas son los lazos invisibles que están tejiendo la estructura familiar inconsciente.

 

Los secretos que se transmiten de una generación a la otra, los eventos a los que se les cambia el nombre: se le dice “bebedor social” en lugar de alcohólico.

 

O “tuvo un accidente” para no admitir que se suicidó, la culpa que se le atribuye a un miembro de lo que no funciona en la familia, todo esto es parte de ese entramado inconsciente que une y sostiene a una familia.

 

Revisar mis conductas, aprender de nuestros errores y responsabilizarme de mis actos antes que culpar a los demás pueden ser pasos que mejoren las relaciones de nuestro grupo familiar.

 

Aclaracion:

El contenido mostrado es responsabilidad del autor y refleja su punto de vista, más no la ideología de Salud180.com

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