Recompensarte por un buen hábito podría estropearlo

Un cambio de hábitos no es nada fácil, ya que se necesita hacer una misma acción todos los días por un tiempo definido para tener éxito. Un método para lograrlo es recompensarte por el esfuerzo, pero, ¿qué tan bueno es esto?

A menudo disfrutamos de darnos una pequeña recompensa cada vez que hacemos algo bien. Por ejemplo, una copa de vino después de una pesada jornada laboral o un helado el viernes después de haber pasado una semana comiendo saludable.

No es algo que esté mal,  pero este sistema de recompensas puede ser peligroso cuando estás tratando de incorporar un buen hábito en tu vida.

Como señala la autora Gretchen Rubin, las recompensas se obtienen cuando se alcanza algo pero eso representa una meta, y como tal, es un punto donde te detienes y cuando paras, volver a iniciar es más difícil.

"Además, una vez que creemos que hemos tenido éxito, tendemos a bajar el ritmo", asegura.

Otro aspecto que puede cruzar por nuestra mente es que lo que estamos haciendo es sólo por la recompensa, lo que representa una motivación externa pero, ¿qué hay de la motivación interna? 

Por otra parte, las recompensas que nos damos suelen ser perjudiciales. Por ejemplo, una persona puede planear perder 5 kilos y luego darse un gran festín con pizza y alcohol. Suena casi perverso.

 ¿Qué hacer entonces?

Rubin asegura que las únicas recompensar que valen la pena son aquellas que contribuyen a adoptar más fácilmente el hábito en cuestión. Por ejemplo, si has estado practicando mucho Yoga, entonces puedes comprar como recompensa un atuendo adecuado para seguir practicando más.