Piel de repuesto

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Guardadas en un refrigerador de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, como si se tratara de verduras o carnes frías, cajas pequeñas y transparentes conservan un avance médico que antes se creía imposible: piel artificial desarrollada en esta institución a partir de técnicas de ingeniería de tejidos.

 

Pacientes quemados, con úlcera de pie diabético o cicatrices hipertróficas, son los candidatos para recibir la piel hecha por humanos.

 

La idea de generarla surgió de una estancia de investigación que hice en España en 2007, donde aprendí técnicas de ingeniería de tejidos, comentó el doctor Andrés Castell. “Este campo es vital y debemos promover su desarrollo en México, ya que abre la posibilidad de restituir tejidos lesionados o que han dejado de funcionar adecuadamente”.

 

Los pedidos de piel artificial son constantes. Los investigadores de la UNAM están en capacidad de satisfacer la demanda de los enfermos, pero el implante debe realizarse con la aprobación y en coordinación con su médico. Hasta hoy, ya algunos pacientes de hospitales públicos de México han recibido la singular piel.

 

El médico y especialista en investigación detalló que lo primero que se debe hacer es tomar una biopsia. “Se toma una muestra de piel del paciente de alrededor de un centímetro cuadrado, luego aislamos sus componentes más pequeños: los queratinocitos (las células predominantes de la epidermis, la capa externa de la piel) y los fibroblastos (células que se encuentran en la capa de la piel llamada dermis). Ya que tenemos los queratinocitos y los fibroblastos por separado, los hacemos crecer mediante técnicas de cultivo y les añadimos factores de crecimiento”.

 

Posteriormente, se toman los fibroblastos y se colocan en plasma humano.

 

Así, agregó, obtenemos un hidrogel formado de fibrina, una proteína presente en la sangre, donde ponemos los fibroblastos; éstos posteriormente van a producir colágeno, el principal componente de la dermis.

 

“El siguiente paso es obtener la epidermis. Para ello, tomamos los queratinocitos y los colocamos encima del mismo hidrogel con fibroblastos. El producto final es un símil de la dermis y la epidermis, útil para el tratamiento de lesiones cutáneas”.

 

“Nuestra piel artificial tal como la obtenemos ahora es un poco más blanca que la natural, pues carece de melanina y de pelo. Seguimos trabajando para lograr una piel con folículos pilosos y glándulas sudoríparas”, concluyó el doctor Castell.

 

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