¿Pensar positivo no es suficiente contra la ansiedad?

Diversos estudios aseguran que la actitud positiva es clave para mantener un estado de tranquilidad al reducir el cortisol en el cuerpo, que en altos niveles es culpable del estrés. Sin embargo, esto no siempre es así, ya que el enojo o los sentimientos de agresividad superan nuestro propio control.

"Mindfulness" es una palabra en inglés que describe el estado en el que una persona acepta su situación y de manera calmada y consciente acepta sus sentimientos y sensaciones a manera de una técnica terapéutica.

Llegar a este estado es posible a través de la meditación y de actividades como la yoga, por ello, muchos de los que padecen ansiedad recurren a actividades similares.

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Sin embargo, no a todos les funciona la meditación y los pensamientos positivos. De hecho, según JC Peters, instructora de yoga, "pensar que todo está bien cuando sabemos que no lo está, puede empeorar la ansiedad".

En un artículo escrito para Spirituality & Health, JC Peters escribió: "Las reacciones de estrés provienen de la amígdala, la parte primitiva del cerebro que regula el sistema nervioso. Tu corteza prefrontal es la parte racional tu cerebro. Al intentar hacer un esfuerzo para calmarte, tu corteza prefrontal está tratando de dominar a tu amígdala, pero no puedes decirle a tu amígdala qué hacer. Sin embargo, puedes estar consciente de la desconexión".

  ¡Que no se resista!

La Terapia de comportamiento cognitivo es algo que puede ayudar cuando la meditación no ayuda a controlar la ansiedad, pues parte de la premisa de que los pensamientos afectan a los sentimientos y los sentimientos a las acciones, las cuales afectan a su vez a los pensamientos.

"Aunque es muy difícil cambiar los sentimientos, puedes intentar con tus pensamientos y acciones", asegura JC Peters y resume, "lo que puedes hacer cuando empiezas a pensar demasiado y a sentir ansiedad es preguntarte lo siguiente":

1. ¿Qué pensamientos están contribuyendo a que me sienta así?
2. ¿Qué evidencia tengo de que estos pensamientos son ciertos?
3. ¿Qué más puede estar pasando?
4. ¿Qué evidencia tengo sobre esas alternativas?

Hacerte estas preguntas te ayudará a considerar otras opciones y a pensar en que hay alternativas válidas a aquello que te está haciendo pensar de más.