Aprende a evitar la onicofagia

Morderse las uñas se trata de un hábito muy común en las personas, el cual puede causar algunos problemas de salud, sobre todo en los dientes. Los especialistas comentan que no sólo los niños lo padecen, sino que un alto porcentaje de las personas continúa con esta costumbre hasta la edad adulta.

Algunos médicos explican que morderse las uñas es una manera de controlar la ansiedad, la cual impera en este mundo actual.

Las uñas protegen los dedos y son una herramienta para facilitar tareas sencillas como tomar un objeto, manejar papeles, abrir paquetes, entre otros.

Además, en ocasiones, su aspecto es indicativo de pulcritud y trasmite mucha información de nosotros, es decir, unas uñas bien recortadas, con el tamaño adecuado y un aspecto sano indican que la persona se preocupa por su higiene y la imagen que transmite a los demás.

Fuera ansiedad

Ahora bien, a la costumbre de comerse las uñas se le llama onicofagia, el cual se traduce como un comportamiento automático y adictivo relacionado con aspecto psicológico.

Los especialistas están de acuerdo en que es una forma de aliviar el sentimiento de ansiedad e inseguridad, de la misma forma en que otras personas comen, hablan o fuman compulsivamente. Afecta frecuentemente a personas nerviosas, con miedo al fracaso, perfeccionistas y que tienden a preocuparse en exceso.

“Quienes se muerden la uñas piensan que hacer algo placentero en un momento de angustia reducirá la carga ansiosa, buscan una distracción fácil”, dicen los médicos.

Esta costumbre suele aparecer entre los niños, tras superar la etapa del chupón; sin embargo, la onicofagia puede perdurar después de la infancia, debido a que la persona no ha encontrado otros mecanismos alternativos para paliar o contrarrestar los momentos de ansiedad.

Problemas de salud

Todos los que se muerden la uñas coinciden en una cosa: no pueden controlarlo, no se dan cuenta cuando lo hacen y les cuesta mucho trabajo dejarlo. En realidad, la onicofagia no genera problemas graves de salud, debido a que es sobre todo un problema estético. Pero, en los casos más persistentes puede ser dañina, al afectar:

1. La boca: El gesto de morder constantemente puede desgastar los incisivos (que son los dientes más visibles) y estropear el esmalte.
2. Las manos: Se pueden producir heridas que pueden facilitar la entrada de bacterias, virus u hongos causantes de infecciones.
3. Genera vergüenza y enojo en las personas, por no ser capaces de controlar la compulsión

¿Cómo se puede evitar?

Existen distintos métodos para abandonar este hábito. En los casos más persistentes es posible recurrir a terapia psicológica, lo que ayudará al afectado a modificar su conducta, controlar los nervios, afrontar la ansiedad y romper el hábito.

El terapeuta puede ayudar a identificar qué situaciones disparan la ansiedad y a definir alternativas de controlarla. También pueden ser útiles los ejercicios de relajación y la meditación.

Cuando comúnmente se presenta en niños, es importante hablar con ellos. Se les puede explicar la importancia de las uñas (por ejemplo, al hacer deporte o jugar con amigos). Se les puede felicitar cuando consiguen no morderlas, pero nunca reprenderles si no son capaces de evitarlo.

Los expertos mencionan que desde el momento en el que una persona deja de morderse las uñas, éstas no se “curan” hasta después de ocho meses, aproximadamente. Además, se debe esperar mes y medio más para asegurar el abandono definitivo del hábito. Y tú, ¿tienes la costumbre de morderte las uñas?

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