¿Tus brazos lo tranquilizan?

El llanto de un recién nacido suele ser relacionado con la presencia de algún malestar físico o simplemente como el mecanismo que emplea para llamar la atención; sin embargo, ¿por qué al arrullarlo, ya sea en los brazos de su madre o de otra persona, éste se detiene?

De acuerdo a una investigación realizada por el Riken Brain Institute, en Japón, esto se debe a que al cargar al infante se reduce la actividad del sistema nerviosos y la del motor, así como la frecuencia cardiaca, dando como resultado que se calme. 

El especialista Kuroda, líder del estudio, indica que exigir los brazos maternos va más allá de un capricho del recién nacido, es un medio de defensa, el cual se encuentra presente en todos los mamíferos.

Para llegar a estos resultados se examinó a 12 niños sanos entre uno y seis meses de vida, a los cuales se les grabo su ritmo cardiaco cuando se les tumbaba en la cuna y mientras la madre les llevaba en brazos.

Por medio de un  electrocardiograma se descubrió diferencias  entre la cuna y  los brazos. Los pequeños peferian el calor de su madre y el movimiento. Cuando su progenitora se sentaba con el niño en brazos, su ritmo cardiaco se aceleraba, lloraba y no paraba de moverse. En cuanto se levantaba y se trasladaba, sus constantes descendían inmediatamente y el bebé se mostraba más tranquilo. Sin embargo, al sentarse de nuevo, el recién nacido volvía a quejarse

Los recién nacidos se sienten más cómodos cuando se les carga, ya que el movimiento les relaja. Esta investigación da luz sobre un misterio, que puede en un futuro ayudar a los padres con el cuidado de sus hijos.