Yoga para estimular el sentido del gusto

La lengua es el órgano del cuerpo por donde hay más fuga y concentración de energía. El sentido del gusto  es vital en nuestras vidas,  ya que nos permite saborear las delicias de la comida y hablar, pero si nos vamos más profundo, descubrimos que tiene características muy especiales, entre ellas es un órgano que utilizamos en yoga para diferentes cosas.

Kechari Mudra, es una postura de la lengua en la cual la enrollamos hacia atrás, permitiendo que toque la parte blanda del paladar superior, con el que contamos con más de 14 mil nadis o canales energéticos cuya función es precisamente acarrear energía de un lado a otro del cuerpo, de esta forma activamos estos nadis.

  Postura para estimular este sentido

Este mudra con la lengua, también permite que la energía que generamos durante algunas respiraciones, asanas o posturas y meditaciones, permanezca dentro del cuerpo en lugar de fugarse por la boca.

También existen respiraciones como Sitali Pranayama, en la cual literalmente enrollamos la lengua como un taco, permitiendo que salga ligeramente de la boca, inhalamos por ella sintiendo el aire frio y seco, retenemos la respiración con Kechari Mudra, y después exhalamos lentamente por la nariz. 

Este pranayama o técnica de respiración, nos ayuda a eliminar síntomas relacionados con el estómago, como gastritis y colitis, también nos permite mantener el cuerpo fresco, por lo que es ideal practicarla si hace mucho calor o hay fiebre, y ayuda a la concentración de la mente. 

No en vano existe el dicho “se le soltó la lengua”, al ser el órgano por el que se escapa más energía, si hablamos demasiado, nos sentiremos desgastados, la energía de nuestro cuerpo descenderá considerablemente y esto sin tomar en cuenta que si lo que hablamos es negativo, como una crítica o quejas constantes, la energía descenderá aún más y producirá ambientes de tensión dentro del cuerpo y la mente. 

Si aprendemos a observar lo que queremos decir antes de decirlo, es muy probable que nos volvamos más selectivos y que no digamos absolutamente todo, sino lo necesario, lo agradable y lo que nos nutra más como seres humanos.